Muchas veces oímos a autores decir alegremente: “Mi editor me estafa”. No digo que el mundo editorial esté libre de estafadores, ni mucho menos. Lo que sí tengo claro es que no son tantos como se creen.

La primera afirmación viene dada, normalmente, por algunas de estas razones:

1.- Soy un autor/a que debería estar vendiendo más de 10.000 ejemplares, pero dicen que solo he vendido 100.

Los editores somos los primeros que deseamos vender libros. No son los autores/as, no. Es cierto que ellos ponen mucho trabajo, muchas horas. Pero los editores, además de eso, exponemos nuestro dinero. Nadie con más ganas de vender que el editor.

2.- Mi editorial me dijo que había vendido 100 y ahora me dice que he vendido 60.

Expliquemos despacio este segundo punto. Creo que es el que más problemas da a la hora de la verdad.

Cuando una editorial presenta la liquidación lo hace en consonancia con lo que le dice la distribuidora que ha vendido. Ese “vendido” quiere decir, en realidad, “están en librería”. Así que, un día, la librería decide retroceder los libros que tiene en stock y que no vende.

Esto lleva a que la distribuidora, que te había dicho que se habían vendido 50 ejemplares de Fulano/a de X, te diga que ahora son -40 (pongamos por ejemplo), así que el escritor, en realidad ha vendido solo 10. Jodido, sí, pero, creedme si os digo que es peor para la editorial que ha pasado de tener una factura de 500€ a dos facturas:

  • 500€
  • -400€

Pero tú ya has liquidado al autor, ¿qué haces? Le pides que te devuelva el dinero. No, asumes la pérdida y ya está.

Esto hace que se produzcan esos desajustes.

No diré que no se pueda pasar un libro que vendiste en una feria y que, con las prisas, no apuntaste. Lo que sí puedo asegurar es que es complicado esconder 9.900 ejemplares vendidos para no pagarlos.

Por otra parte, la gran guerra de las pequeñas editoriales es la distribución. En nuestro caso tuvimos suerte a partir del segundo año, cuando dimos con Maidhisa. Hasta ese momento, os puedo decir que distribuidoras con las que trabajamos nos deben dinero tres años después. Es el caso de Odillibres, que aún nos debe más de 300€ que ya hemos asumido que no nos van a pagar nunca.

Nosotros liquidamos a los autores por los ejemplares que vendieron, pero ellos jamás nos dieron el dinero.

El otro gran hallazgo fue Azeta, algún tiempo después.

Dos distribuidoras muy diferentes que están dándolo todo. En el caso de Maidhisa, pequeña pero matona, puedo decir que se lo juegan todo con los pocos medios que tienen.

Azeta, en cambio, tiene una infraestructura mucho mayor y son de lo más serio y honrado que he conocido, al igual que Maidhisa.

Las pequeñas somos cola de ratón, ni siquiera de león, que intenta hacerse un hueco entre las editoriales estratosféricas que mueven el 95% del mercado.

Por supuesto, también conozco a editores que jamás pasan una liquidación. Como si callándose pudieran esconder que están vendiendo. Yo, como autora me he encontrado con ellas en más de una ocasión.

Pero, también conozco editoriales que están pagando religiosamente. ¿Hablamos de las medianas? #Algaida, #Roca, #Impedimenta, #Gigamesh entre otras, que merecen un respeto máximo porque es lo que dan a sus autores.

En las pequeñas: #Cerbero, #Apache, #Insólita, #Cazador, #Sportula, #Nowevolution, #Applehead… (hablo de las que conozco), son editoriales absolutamente legales y no merecen ser metidas en el saco de esas editoriales que “estafan”.

En la medida de lo posible, habría que pararse diez segundos antes de lanzar una acusación como: “mi editorial me estafa” (hay casos ya probados, juzgados y condenados en los que, obviamente, no hay más que decir: han estafado a los autores).

El mundo de la distribución es complicado porque, cuando entras en él, es como dejar de jugar a ser algo y meterte en el “mundo de los mayores” a intentar ser algo.

Lo que puedo asegurar es que las distribuidoras no son las enemigas (aunque haya quien nos haya pagado dos años después y solo porque Maidhisa exigió que se pusieran al corriente del pago de los que nos debían antes de seguir sirviéndoles libros), las editoriales (aunque haya quienes hayan engañado a sus autores) no son las enemigas.

A veces, nuestro mayor enemigo somos nosotros mismos y un ego descomunal que no puede tener cabida en un mundo en el que se pretende que la palabra cambie la realidad.

 

MI EDITORIAL ME ESTAFA

3 pensamientos en “MI EDITORIAL ME ESTAFA

  • 7 septiembre, 2018 a las 1:14 pm
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    Muy bien explicado, sí señora!

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  • 7 septiembre, 2018 a las 7:07 pm
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    Me ha gustado mucho tu artículo. Tu exposición cruda y honesta, me ha conmovido. Soy editora de mesa y sé muy bien lo que significa, como dices, sobrevivir en un mar en el que operan gigantes. Los editores independientes luchan contra el sistema para dar una oportunidad a autores cuyas obras, si no fuera por ellos, jamás verían la luz. Es cierto que hay estafadores, como en todas partes, pero no es justo generalizar. Ánimo!

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  • 26 septiembre, 2018 a las 10:50 am
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    Hola, cierto es que no se puede meter en el saco a todos y a todas, pero, lo que no puedo entender, como lector, es que una editorial, se llame como se llame, sea grande o pequeña, eso da igual, si decide seleccionar una obra para su publicación, poniendo en riesgo muchas cosas que comentáis, ¿ como es que no promocionan debidamente esa obra? a mi modo de ver, cuanta más publicidad se genere sobre la misma, más posibilidad de llegar a los potenciales compradores. ¿De que sirve para ambas partes una publicación, si su alcance es mínimo o simplemente nulo? Y esto no lo digo por decir, sino con conocimiento de causa, de hecho, nosotros somos un grupo de personas particulares, que habiendo leído un libro, no voy a dar títulos en este momento porque no se trata de publicitario por aquí sino de hacer constar una opinión, hemos decidido darle presencia en las redes, por la nula promoción de la editorial en cuestión. Nos ha encantado el libro, pero para muchos de nosotros era del todo desconocido. Ahora mismo, y todo hay que decirlo, gracias a la difusión desinteresada de el club de lectores, el alcance a día de hoy se ha extendido a más de 500 personas. Muchos lo han reseñado, muy buenas criticas. Los ejemplares fueron exclusivamente, costeados por el club de lectores para el envío de reseñas, gastos de correos incluidos. Este libro se hubiera quedado en una simple reseña de la editorial y muerto de asco en un escaparate virtual. Muchos desconoceríamos la gran pluma de la autora y una historia que tiene continuidad para largo, según tengo entendido. Este solo es un ejemplo de los muchos libros que se publican hoy en día. La publicidad de un producto tiene que ser amplia y con mimo. De esta manera, todos y digo todos incluyendo a los monetariamente interesados, nos vemos beneficiados. Que la publicidad cuesta mucho dinero, lo sabemos, pero para este mal existe un remedio si se quieren hacer las cosas medianamente bien. ¿Cual? Que la editorial en cuestión publique menos títulos al año y dedique una parte de ese presupuesto a la divulgación de las obras que salgan al mercado. Algunos dirán, no me compensa, pues claro, cuantos más libros en el mercado, mas ingresos inmediatos, sobre todo cuando en la presentación de los ejemplares tienen que venderse un numero de los mismos. Señores, seamos realistas, un autor novel, no tiene ni la cobertura mediática ni la posibilidad de vender cien ejemplares en una tarde. Ni tampoco cincuenta. Que pasa con esto, que termina quedándoselos el propio escritor-a, para así, alcanzar la meta de poder tenerlos visibles en amazon, en casa del libro y en alguna librería que lo solicite. Esta es la realidad de los autores y reitero, de algunas llamadas editoriales. Así que estando de acuerdo con algunos de los puntos expuestos más arriba, finalizaré diciendo que la publicidad no puede correr solo por mano del escritor, que también, pero al menos que las editoriales se vuelquen con la obra que se han comprometido a sacar al mercado.

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